Pepe Arenzana

Historias de un Boniato Mecánico (A Clockwork Sweet Potatoe's Stories)

Biografía

Don José María Arenzana Seisdedos, natural de Huévar, escritor, aventurero y soldado de fortuna

Don José María Arenzana Seisdedos, natural de Huévar, escritor, aventurero y soldado de fortuna

JOSÉ Mª ARENZANA (Huévar, Sevilla. 1959)

Como casi todos los aprendices de este oficio (sospecho que hasta Woodward y Bernstein pasaron por allí), hice prácticas en El Correo de Andalucía. Pasé como redactor al Diario ABC de Sevilla, donde tantas cosas aprendí gracias a una estirpe de viejos periodistas, tan duchos en el oficio de contar como en el de los avatares de la vida. Sólo salí de allí (para terminar volviendo de colaborador) por el afán de aprender cosas nuevas y de conocer mundo. Y vive Dios que lo logré.

Con la llegada de la TV privada, fundé, junto a mi querido amigo J. Félix Machuca, la primera agencia de guiones audiovisuales de Andalucía, The End, años después de que me hubiese abierto la puerta para colaborar en un programa de radio, tan legendario entonces como ahora: “El Loco de la Colina”, de RNE. Ejercí como delegado regional de las revistas Cambio 16 y Panorama, y me comí miles de horas de grabados y directos en TV.

He recorrido, y sigo en ello, medio mundo, selvas y desiertos, aldeas y ciudades, placeres y tragedias, algunas guerras y muchas recepciones (demasiadas en ambos casos), sólo para darme cuenta de que todo, hasta los deseos más íntimos y personales de los hombres (de las mujeres sé menos cada día), los pudre y los corrompe el tiempo. Siempre encontré razones para ser un periodista de provecho, tantas, al menos, como para desear ser una persona buena, en el sentido machadiano… de la palabra persona. Al fin, siendo tan incompatible todo ello, logré convertirme, creo, en un proyecto inacabado de cada cosa.

El drama vino cuando supe que el futuro tiene las patas demasiado cortas y que ya no tendría tiempo de ser a plenitud ninguna de ellas. Así fue que decidí aplicarme en este oficio, el más viejo del mundo, digan lo que digan: el de aprender a ser buena persona. Y en ello sigo, después de tantos años. En el periodismo he intentado, como los buenos cantaores (¡pobre de mí!), tocar todos los palos, con liviana fortuna, como atestigüará cualquiera de mis colegas (¡mis colegas!…, tan buenas personas como yo mismo). Me conformaré si, al fin, logro ser mejor persona que periodista. No es decir mucho. Para mí será más que suficiente.

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